Que mejor que un vals para retomar. Un vals portugués, un vals lisboeta que aspira a fado: Valsa Das Paixões.
Marcos Rodrigues que es una mijita más fadista que Zambujo y algo menos que Mafalda Arnauth o no sé muy bien en dónde están colocados. Son todos grandes cantores, que según última acepción significa gente que debe cantar. Se pegan aquí un hermoso vals que suena a Tejo visto desde San Jorge.
Decían los que lo vieron que el maremoto de Lisboa la destruyó de tal manera que tuvo que reconstruirse como un imposible mecano que aún no existía. Yo la vi anteayer, tan solo dos horitas, y me resultó tan preciosamente ajada como antaño. Conservando señora su dejadez, sin que el ronrón de los nuevos carromatos turísticos perturbe su tintineo tranviario.
“A roupa que deixo no chão do quarto
Os beijos gratos que contigo reparto”, dice Marco
Y casi como siempre. Es lo que importa.
Anuncios